Vamos directo al grano:
el alcoholismo y cualquier adicción no son solo un problema de salud, sino una esclavitud del alma.
Y si crees que puedes justificarlo con un "Dios me ama tal como soy", estás usando la Biblia a tu conveniencia.
La adicción es una forma de esclavitud
2 Pedro 2,19 lo deja claro:
"El que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció".
No importa si se trata de alcohol, drogas o cualquier otra adicción, estás atado a algo que te controla.
Dios no te hizo para vivir dominado por nada
1 Corintios 6,12 dice:
"Todo me es lícito, mas no todo conviene; todo me es lícito, mas yo no me dejaré dominar de ninguna".
La libertad en Cristo no es excusa para autoengañarte.
El alcoholismo destruye vidas
Proverbios 23,29-35 describe con brutal claridad las consecuencias del abuso del alcohol: heridas, peleas, sufrimiento y autodestrucción.
Jesús vino a romper cadenas, no a validarlas
Juan 8,36 dice:
"Si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres".
Seguir justificando una adicción es rechazar la libertad que Dios te ofrece.
Si crees que puedes controlar tu vicio, pregúntate por qué sigues atado a él.
Dios no quiere verte destruido.
Pero si no sabes interpretar la Biblia correctamente, seguirás cayendo en excusas baratas.
La verdad no solo te hará libre, te hará abrir los ojos.