Vivimos en tiempos donde la familia se ha convertido en un concepto flexible, moldeable según las emociones y las modas.
Pero si hay algo que la Biblia deja claro es que la familia no es un experimento social ni un simple grupo de personas viviendo juntas.
Es un diseño divino, una institución establecida por Dios con un propósito inquebrantable.
La Familia: Idea de Dios, No del Hombre
Desde Génesis, Dios establece que la familia es el núcleo de la sociedad.
No es un invento humano, no es algo que se pueda redefinir según nos convenga.
La unión entre un hombre y una mujer, y la crianza de los hijos en los caminos del Señor, no es opcional, es el diseño original.
Si fallamos en la familia, fallamos en todo.
Pero claro, hoy en día, nos venden la idea de que la familia tradicional es una carga, que los roles son intercambiables y que los hijos pueden criarse sin dirección.
¿Y qué tenemos?
Una sociedad rota, generaciones sin identidad y un caos disfrazado de “progreso”.
Dios y la Estructura del Hogar
La Biblia no deja lugar a dudas:
El hombre es cabeza del hogar (Efesios 5,23).
No para imponer su voluntad, sino para liderar con amor y responsabilidad.
La mujer es su ayuda idónea (Génesis 2,18).
No su rival ni su subordinada, sino su complemento perfecto.
Los hijos son una bendición y deben ser instruidos en los caminos de Dios (Proverbios 22,6).
No son una molestia, no son un accesorio, son el legado de la fe.
Cuando ignoramos esto, pagamos las consecuencias.
¿O acaso no es evidente el desastre que ha causado el desprecio a estos principios?
El Verdadero Legado: Fe y Principios
Si la familia fracasa, la fe se diluye.
Si los padres no enseñan la Palabra, los hijos serán adoctrinados por el mundo.
Si seguimos aceptando los valores torcidos de la sociedad, estaremos firmando la sentencia de muerte de la verdadera vida cristiana.
¿vas a seguir el modelo de Dios o vas a seguir improvisando con tu propia idea de familia?
La ignorancia bíblica es la mayor amenaza contra la familia, y ya es hora de cambiar eso.