El dinero en sí no es el problema.
El problema es cuando el dinero te posee a ti.
Jesús habló del dinero más que de muchos otros temas porque sabía que el corazón humano es fácilmente seducido por la riqueza.
Y no se anduvo con rodeos:
"Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas." (Mateo 6:24)
¿Eres dueño de tu dinero o tu dinero es dueño de ti?
¿Buscas a Dios o buscas aumentar tu cuenta bancaria?
La Biblia es Clara: Las Riquezas Son una Prueba
Dios no está en contra de que tengamos bienes materiales, pero sí advierte que la riqueza puede ser un lazo peligroso.
Muchos empiezan bien, con buenas intenciones, pero el dinero los envuelve poco a poco hasta que su confianza deja de estar en Dios y pasa a estar en sus posesiones.
Por eso Pablo le advirtió a Timoteo:
"Los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición." (1 Timoteo 6:9)
El dinero no solo te puede desviar, sino que puede destruirte si no lo manejas con sabiduría.
¿Cómo Evitar la Trampa?
Reconoce que todo lo que tienes proviene de Dios.
No eres dueño, solo administrador.
Prioriza lo eterno sobre lo temporal.
Jesús dijo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios.
¿Por qué?
Porque el rico suele confiar en sus riquezas en vez de en Dios.
Aprende a interpretar la Biblia correctamente.
Sin una buena interpretación, puedes terminar creyendo que ser rico es señal de bendición divina o que la pobreza es una maldición.
Ambas ideas son falsas.
Si quieres profundizar en lo que realmente dice la Biblia sobre las riquezas y cómo interpretarla correctamente, necesitas una guía clara.
¡Deja de vivir en la ignorancia!.