Si sigues pensando que sanar de una relación destructiva es cuestión de "tiempo" y "positividad",
te tengo noticias:
sin la Palabra de Dios, seguirás arrastrando las mismas heridas disfrazadas de superación.
La Biblia no solo te dice que sanes, te muestra cómo hacerlo.
Reconocer el daño
Efesios 5,11 dice:
"No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas".
No minimices lo que viviste. El primer paso para sanar es llamar las cosas por su nombre.
Dios no te llamó a la esclavitud emocional
Gálatas 5,1 dice:
"Para libertad fue que Cristo nos hizo libres".
Si sigues atado a culpas, recuerdos o dependencias, estás eligiendo cadenas que Dios ya rompió.
El perdón no es un pase gratis para el abusador
Mateo 6,14 nos habla del perdón, pero eso no significa permitir que te sigan dañando.
Perdonar es soltar el rencor, no regresar al infierno.
Tu identidad está en Cristo, no en tu dolor
2 Corintios 5,17 lo deja claro:
"Si alguno está en Cristo, nueva criatura es".
Tu pasado no define tu futuro, a menos que decidas seguir atrapado en él.
Sanar no es mágico, pero con la guía correcta, es posible.
y aquí viene lo importante:
si no sabes interpretar bien la Biblia, serás presas fácil de falsas enseñanzas que te mantendrán atado al dolor.
Deja de vivir engañado y empieza a vivir en la libertad que Dios te ofrece.