Si crees que la Biblia apoya la democracia, piénsalo dos veces.
No hay ni un solo versículo que mencione elecciones, parlamentos o derechos ciudadanos.
¿Por qué?
Porque el modelo bíblico es el reino, no la democracia.
Dios no hace votaciones
Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, Dios no consulta la opinión pública.
Él elige reyes, profetas y jueces sin encuestas ni debates.
Jesús mismo no organizó una votación para decidir quién sería el Mesías, simplemente tomó su lugar de autoridad.
¿Entonces, la democracia es antibíblica?
No necesariamente.
La Biblia habla de justicia, responsabilidad y amor al prójimo, principios que podrían encajar en un sistema democrático.
Pero si esperas encontrar en ella respaldo para el “poder del pueblo”, te llevarás una sorpresa.
Así que la verdadera pregunta es..
¿Cómo aplicamos los principios bíblicos a la política de hoy sin distorsionarlos?
Si quieres aprender a interpretar la Biblia sin caer en manipulaciones modernas, debes aprender a interpretar la Biblia correctamente.