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La historia de Vanessa: Del vacío del sexo a una vida con propósito

Foto del escritor: Charly CountryCharly Country

Voy a contarte una historia que puede que te incomode, te ofenda o incluso te haga reflexionar sobre tu propia vida.


Mi amiga Vanessa era la reina de la fiesta, el alma de cada reunión, esa mujer que todos los hombres querían tener al lado, aunque fuera solo por una noche. Y créeme, para muchos lo lograba.


Vanessa tenía un problema, aunque no lo quería admitir: era adicta al sexo. 


Su vida era un ciclo interminable de fiestas, alcohol, hombres desconocidos y mañanas llenas de resacas, tanto físicas como emocionales. Siempre con la misma excusa: “La vida es una sola. ¿Y si mañana me muero?”.


Pero aquí está el detalle que nadie te dice sobre este tipo de vida: no es tan divertida como parece.



¿Por qué ese estilo de vida le hacía daño?


Vanessa se convencía a sí misma de que era "libre".


Que acostarse con un hombre distinto cada semana, o a veces cada noche, era parte de disfrutar la vida.


Pero lo que no decía (ni siquiera a sus amigas más cercanas) era cómo se sentía cuando volvía a casa sola después de esas noches.


Ese vacío. Ese asco consigo misma.


Esa pregunta que siempre le rondaba la cabeza: ¿Esto es todo lo que soy?.


Porque aquí va una verdad que pocos admiten: ese estilo de vida, por muy "emocionante" que parezca, te destruye por dentro.


No importa cuánto trates de convencerte de que eres feliz; tu alma sabe que no estás construyendo nada real, que estás perdiendo más de lo que estás ganando.


Cada vez que Vanessa se acostaba con alguien, no solo daba su cuerpo; también dejaba pedazos de su dignidad. 


Y no estoy diciendo esto desde un lugar de superioridad, sino desde la realidad que ella misma me confesó.



El cambio: De las fiestas a la fe


Todo cambió el día que Vanessa tocó fondo.


Una noche terminó con un tipo que ni siquiera recordaba haber conocido. Al despertar, se miró al espejo y no reconoció a la mujer que estaba frente a ella. Era un punto de quiebre. Por primera vez, se dio cuenta de que todas las fiestas, los hombres y el "placer" no la llenaban; al contrario, la estaban vaciando más y más.


Fue entonces cuando alguien le habló de la Biblia. Y sí, aquí es donde se pone controversial. 


Porque Vanessa nunca fue religiosa. De hecho, se burlaba de los cristianos, los llamaba “aburridos” y decía que la Biblia era un “libro viejo y aburrido”. Pero, ¿sabes qué? A veces, cuando estás en tu punto más bajo, es cuando finalmente estás dispuesto a escuchar.


Vanessa empezó a leerla, primero con escepticismo, luego con curiosidad, y finalmente con desesperación.


Encontró versículos que parecían estar escritos directamente para ella. Versículos como “¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes y que han recibido de Dios? No son suyos; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios” (1 Corintios 6:19-20).


Y no, no fue un cambio de la noche a la mañana. Pero poco a poco, Vanessa empezó a entender algo que antes parecía imposible: su valor no venía de los hombres, ni de cuántos le prestaran atención, ni de cuántas noches pudiera “disfrutar”. Su valor venía de algo mucho más grande. De Dios.



¿Dónde está ahora?


Hoy, Vanessa es otra persona. Literalmente. Encontró a un hombre que la ama de verdad, no solo por su cuerpo, sino por quién es en su totalidad.


Esposo. Dos hijos. Una vida que no tiene nada que ver con las fiestas interminables de antes. Una vida con propósito.


Y aquí es donde sé que muchos van a saltar:

  • ¿Por qué necesitas la Biblia para cambiar?.

  • ¿Qué tiene de malo el sexo casual si eres feliz?.

  • ¿No es esto solo adoctrinamiento?.


Y esas preguntas son válidas, pero aquí va mi respuesta directa: porque nada en este mundo te llena como encontrar tu verdadero propósito. 


Puedes dormir con mil personas, irte de fiesta todos los días, tener la atención de todos, pero si no tienes algo más grande que eso, algo que dé sentido a tu vida, vas a seguir vacío.


Vanessa encontró eso en la Biblia. ¿Es para todos? No lo sé.


Pero lo que sí sé es que ella encontró lo que buscaba después de años de destruirse a sí misma.


Ahora te pregunto:

  • ¿De verdad crees que el "placer momentáneo" puede llenar ese vacío eterno?

  • ¿O estamos todos demasiado ocupados buscando distracciones en lugar de respuestas reales?

¿Estás listo? 

te aviso, solo los valientes se atreven..

es aquí:

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