Si crees que Jesús era un predicador de la prosperidad, estás completamente equivocado.
La Biblia es clara: las riquezas pueden ser una trampa mortal para el alma.
Pero, claro, eso no es lo que muchos quieren escuchar.
Hoy en día, hay iglesias que te prometen bendiciones financieras como si Dios fuera un cajero automático.
Jesús no dijo que el dinero fuera malo en sí mismo, pero sí dejó claro que el amor por él puede destruirte.
¿O ya olvidaste cuando dijo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios? (Mateo 19:24).
Suena fuerte, ¿verdad?
Pero lo dijo sin filtros.
El problema no es el dinero, sino cuando se convierte en tu dios.
¿Cuántos viven obsesionados con el lujo, el estatus y el poder, justificándolo con frases como "Dios quiere que prospere"?
Jesús nunca prometió mansiones ni cuentas bancarias millonarias. De hecho, le dijo a un joven rico que vendiera todo y lo siguiera… y él prefirió quedarse con su fortuna.
Aquí está la pregunta clave:
¿Eres dueño de tu dinero o tu dinero es dueño de ti?
Si no sabes interpretar correctamente lo que Jesús enseñó sobre las riquezas, es fácil caer en doctrinas erróneas.
Si quieres entender la Biblia sin manipulaciones, tienes que aprender a Interpretar la Biblia correctamente.
Aprende lo que realmente dice la Palabra.