Hablemos de dinero.
Sí, de eso que todos quieren pero nadie quiere discutir abiertamente en la iglesia.
Algunos piensan que ser cristiano significa ser pobre y conformista;
otros creen que Dios es un cajero automático celestial que está ahí para cumplir sus caprichos.
Ambas ideas son falsas y peligrosas.
La Biblia tiene muchísimo que decir sobre el dinero, pero prepárate: lo que enseña no es para mentes débiles.
Si estás buscando una excusa para seguir con tu desorden financiero, este no es tu lugar. Aquí vamos a desenterrar verdades incómodas y eternas sobre cómo manejar tus finanzas según Dios.
Primero, aclaremos algo: el dinero en sí mismo no es malo.
¿Quieres pruebas?
Salmos 24,1 dice que “del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella”.
Todo le pertenece a Dios, incluido el dinero.
El problema no está en tener dinero; el problema está en que el dinero te tenga a ti.
1 Timoteo 6,10 es contundente: “El amor al dinero es la raíz de todos los males”. No dice “el dinero es la raíz de todos los males”, sino el amor al dinero.
Cuando tu vida gira en torno a acumular riqueza, ahí es cuando pierdes de vista lo eterno.
¿Sabías que la Biblia habla más sobre dinero que sobre el cielo y el infierno juntos?
Jesús mismo dedicó parábolas enteras a este tema.
¿Por qué?
Porque sabe que tu corazón está donde está tu tesoro (Mateo 6,21).
El problema es que la mayoría no tiene idea de cómo manejar lo que Dios les ha dado.
Ganan, gastan y vuelven a empezar.
Eso no es administrar; eso es sobrevivir.
Proverbios 21,5 lo dice claro: “Los planes del diligente llevan a la abundancia, pero los del apresurado terminan en pobreza”.
¿Tienes un plan para tus finanzas, o simplemente estás improvisando?
Aquí va una verdad incómoda: el dinero no te cambia, te revela.
Si eres generoso, tu riqueza mostrará esa generosidad.
Si eres egoísta, tu riqueza expondrá tu avaricia.
Jesús fue claro en Lucas 16,10: “El que es fiel en lo poco, también lo será en lo mucho”.
Si no puedes manejar bien lo poco que tienes, ¿de verdad crees que Dios va a confiarte más?
Muchos quieren cosechar abundancia financiera, pero pocos están dispuestos a sembrar correctamente.
La Biblia enseña el principio de la siembra y la cosecha:
“El que siembra escasamente, también cosechará escasamente” (2 Corintios 9,6).
Si no das con un corazón generoso, si no inviertes en lo eterno, no esperes recibir abundancia.
Si este tema te incomodó, felicidades.
Eso significa que estás en el lugar correcto.
La Biblia no es un libro de autoayuda; es un manual divino para manejar cada aspecto de tu vida, incluido el dinero.
Pero para aplicar sus principios, necesitas aprender a interpretarla correctamente.
¿seguirás siendo esclavo del dinero o aprenderás a usarlo para la gloria de Dios?