¿Te has preguntado alguna vez qué pensaba Jesús sobre los impuestos y el gobierno?
No, no me refiero a esas interpretaciones edulcoradas y de manual que suelen evitar las preguntas incómodas.
La realidad es que la Biblia, en sus profundidades, no guarda ningún tipo de adoración ciega por las autoridades o por el dinero que se cobra en nombre de ellas.
Pero, ojo, no se trata de un rechazo total, sino más bien de un enfoque que pone las cosas en su perspectiva correcta.
"Dad al César lo que es del César"
Seguro que ya conoces este versículo, ¿verdad?
Es el clásico.
Pero permíteme que te lo saque de su contexto y lo ponga frente a tus ojos de una manera que jamás habías considerado.
Jesús, cuando dijo esta frase, no estaba dando un cheque en blanco para que el gobierno hiciera lo que quisiera.
Estaba desafiando a la gente a reconocer un principio fundamental: hay cosas del gobierno que debemos respetar, pero que no deben dominar nuestra vida.
La obediencia ciega al poder nunca ha sido un principio bíblico.
¿El gobierno tiene autoridad divina?
La Biblia tiene algo que decirnos aquí.
En Romanos 13:1-7, Pablo habla de la autoridad del gobierno como algo que proviene de Dios.
¡¿Qué?!
Sí, lo leíste bien.
El gobierno tiene una función legítima de mantener el orden. Pero, y esto es clave, ¿es toda autoridad legítima?
¡No!
La Biblia está repleta de ejemplos de gobiernos corruptos, injustos y opresivos que no tenían el favor de Dios. De hecho, en varias ocasiones, las escrituras dejan claro que un gobierno injusto es un reflejo de una humanidad caída y corrompida.
Por lo tanto, el simple hecho de que un gobierno exija impuestos no lo convierte en algo sagrado.
¿Qué hay de los impuestos?
La verdad incómoda que pocos se atreven a mencionar: la Biblia no dice que los impuestos sean malos.
De hecho, hay un principio implícito en muchos pasajes: el gobierno tiene el derecho de cobrar impuestos para mantener el orden.
Sin embargo, lo que sí deja claro es que es nuestra responsabilidad cuestionar cómo se utilizan esos recursos.
Los impuestos no deben ser usados para mantener sistemas de opresión, guerras sin sentido o enriquecer a unos pocos.
En otras palabras, sí, hay una responsabilidad moral de quienes están en el poder para administrar correctamente lo que el pueblo ha pagado.
¿A qué se refería realmente Jesús?
Cuando Jesús dice: “Dad al César lo que es del César”, no estaba validando un sistema injusto de exacción de recursos.
Más bien, estaba reconociendo que hay un orden en este mundo (aunque falible y corrupto) y que a veces debemos seguir reglas que no son perfectas, pero sin perder nuestra ética cristiana.
Porque al final, lo que realmente le pertenece a Dios son nuestros corazones y nuestras acciones.
¿Se puede ser cristiano y estar en contra de los impuestos?
Esta pregunta podría abrir un debate interminable, pero aquí te dejo mi opinión.
La Biblia no te pide que seas un ciudadano sumiso, pero sí un ciudadano justo.
La crítica al sistema no está prohibida, pero el respaldo al desorden tampoco lo está.
Si tienes razones legítimas para cuestionar el uso de tus impuestos, ¡hazlo! Pero si no, simplemente paga lo que es debido, porque si no lo haces, el caos reinaría.
En resumen, ¿qué podemos aprender de todo esto?
La Biblia no es un manual para hacer política, pero sí es un libro que nos da principios morales fundamentales sobre cómo debemos actuar en relación a nuestras autoridades.
Jesús, al igual que Pablo, no demoniza al gobierno o los impuestos, pero sí desafía nuestra forma de relacionarnos con ellos.
No se trata de ser un esclavo del sistema, sino de mantener nuestra fidelidad a Dios por encima de todo.
Si quieres aprender a interpretar de manera real y profunda lo que la Biblia dice sobre temas como este, no sigas ciegamente lo que todo el mundo dice.
La interpretación bíblica adecuada te ayudará a comprender realmente lo que Dios quiere para ti en relación con los sistemas de poder de este mundo.