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Salmo 35: ¿Por Qué La Venganza No Es Tu Trabajo? Aprende a Dejar Que Dios Pelee por Ti

Foto del escritor: Charly CountryCharly Country



¿Alguna vez has sentido que el mundo está conspirando contra ti? 


La gente te traiciona, te juzga sin razón, y parece que todo está fuera de tu control.


Si alguna vez te han dejado en el suelo, ¿sabes lo que te dicen? “No te preocupes, la venganza es de Dios”.


Pero, en serio, ¿realmente entiendes lo que eso significa? 


El Salmo 35 llega para destrozar tu concepto de justicia personal.


Es un grito de David a Dios para que tome el control y nos libere de la injusticia humana, pero con una enseñanza mucho más profunda.


Lo que David nos está diciendo, y lo que quizás no quieres escuchar, es que no eres tú quien tiene que vengarse. 


Deja de tomar el asunto en tus manos y entrega esa carga a Dios.


Es tiempo de que dejes de pensar que tus enemigos tienen la última palabra.


El Salmo 35 te va a desafiar a entender que cuando te enfrentas a la adversidad, el que pelea por ti es Dios, no tú.


Y si no entiendes esto, te vas a seguir perdiendo en la batalla emocional.


¿Vas a seguir luchando solo o vas a entregar tu causa a quien realmente puede hacer justicia?






Salmo 35


  1. Discúlpame, Jehová, con los que me acusan; pelea contra los que pelean contra mí.

  2. Toma escudo y adarga, y ponte en pie para ayudarme.

  3. Saca la lanza y cierra contra los que me persiguen; di a mi alma: Yo soy tu salvación.

  4. Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean retrocedidos y avergonzados los que me maquinan mal.

  5. Sean como el tamo delante del viento, y el ángel de Jehová los acose.

  6. Sea su camino tenebroso y resbaladizo, y el ángel de Jehová los persiga.

  7. Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa cavaron hoyo para mi alma.

  8. Venga sobre él el quebranto sin que lo sepa, y la red que él escondió lo atrape; con quebranto caiga en ella.

  9. Y mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación.

  10. Todos mis huesos dirán: ¿Quién como tú, que libras al afligido de aquel que es más fuerte que él, y al afligido y al pobre de su robador?

  11. Se levantan testigos malos; lo que yo no sé, iniquamente me preguntan.

  12. Me pagan mal por bien, para la destrucción de mi alma.

  13. Y yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí mi alma con ayuno, y mi oración se volvía sobre mi seno.

  14. Andaba como por mi amigo o por mi hermano; me inclinaba, como el que lamenta a su madre, de duelo, cubierto de sombra.

  15. Pero en el tiempo que yo tropezaba, se alegraron y se reunieron; se juntaron contra mí los golpeadores, y yo no supe de ellos.

  16. Me hirieron sin causa; se mofaban de mí con mofa, y crujían contra mí sus dientes.

  17. Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones.

  18. Te alabaré en la gran congregación; te alabaré entre mucho pueblo.

  19. No se alegren de mí los que son mis enemigos sin causa; ni los que me aborrecen sin razón guiñen el ojo.

  20. Porque no hablan paz, y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.

  21. Ensanchan su boca contra mí, y dicen: Ah, ah, nuestros ojos lo han visto.

  22. Tú lo has visto, oh Jehová; no te calles; Señor, no te apartes de mí.

  23. Despierta, despierta para juzgar mi causa, para defender mi causa, Dios mío y Señor mío.

  24. Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, y no se alegren de mí.

  25. No digan en su corazón: Ah, le hemos devorado; ni digan: Nosotros hemos tragado.

  26. Sean avergonzados y confundidos todos juntos los que se alegran con mi mal; se cubran de vergüenza y confusión los que se engrandecen contra mí.

  27. Canten y alégrense los que desean mi justicia; y digan siempre: Sea engrandecido Jehová, que ama la paz de su siervo.

  28. Mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día.






Interpretación para la vida


¿Quién te dijo que tenías que tomar la venganza en tus propias manos?


¿A quién se le ocurrió la idea de que tu dolor y sufrimiento no pueden ser entregados a Dios? 


Si has estado buscando venganza, justicia, o simplemente una forma de salir de esa situación horrible que vives, déjame decirte algo:


te has estado agotando por nada.


David, en este salmo, lo deja claro: no es tu trabajo enfrentarte a los enemigos.


No es tu trabajo buscar venganza ni hacer justicia. 


Ese es un trabajo que pertenece a Dios, y Él es el único que puede hacerlo con justicia y sin ser influenciado por emociones humanas o deseos egoístas.


Te sigues desgastando por algo que no está en tus manos.


El Salmo 35 es una invitación directa a dejar a Dios ser el que pelee por ti.


Y lo hace con valentía..


sin disculpas,


sin miedo,


enfrentando a sus enemigos con la plena certeza de que Dios no lo abandonará.


¿Por qué lo hace?


Porque David entendía que la justicia de Dios es mucho más fuerte y precisa que cualquier acción que tú o yo podamos tomar.


Mira lo que dice el versículo 1:


"Pelear contra los que pelean contra mí".


David no está diciendo que él va a ir a la guerra con sus propias manos. Él está pidiendo a Dios que tome control y que le dé la victoria.


Si sigues creyendo que tus problemas los resuelves tú, nunca vas a ver el resultado que quieres. La realidad es que solo cuando le entregas tus batallas a Dios, Él toma el control total.


Pero, aquí viene la parte difícil:


te tienes que desprender del orgullo y la venganza.


Deja de pensar que puedes manejarlo todo y entender que la paz solo viene cuando tú permites que Dios esté en control de tu vida y tus enemigos.


¿Te ha retado este salmo?


¿Te has dado cuenta de que lo que te falta no es más esfuerzo, sino rendirte ante el poder de Dios? 


Si quieres aprender a interpretar la Biblia de forma profunda y empezar a vivir con la sabiduría y la dirección que solo puedes obtener de la palabra de Dios, te invito a que comiences ya mismo a Interpretar la Biblia correctamente.


Deja de seguir viviendo con la perspectiva equivocada.


Aprende a interpretar las Escrituras con un enfoque práctico que te transforme.


Ya no es suficiente con leer y orar, es momento de comprender lo que Dios te dice, y actuar en consecuencia.

¿Estás listo? 

te aviso, solo los valientes se atreven..

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